El alcohol afecta el comportamiento de las personas. Por ejemplo, algunas personas se vuelven más violentas. Esto puede conducir a un aumento de la delincuencia. Las personas experimentan una disminución de la agudeza mental cuando consumen alcohol y pueden tomar decisiones equivocadas. El alcohol disminuye los sentidos y altera la percepción de situaciones y entornos. El alcohol también afecta la memoria.
El alcohol a menudo provoca que las personas
pierdan sus inhibiciones. Esto puede ocasionar un comportamiento más promiscuo.
Las personas pueden tener varias parejas sexuales, lo que puede conducir a un
aumento del riesgo de enfermedades de transmisión sexual. Las mujeres que
quedan embarazadas pueden transmitir enfermedades a sus hijos por nacer. Las
que beben alcohol durante el embarazo pueden tener bebés con defectos congénitos
debido al síndrome de alcoholismo fetal.
(Zagata)
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